Como dije anteriormente, es mi primera elaboración para los enfermos celiácos y que como nosotros, tienen derecho al ciento por ciento, en disfrutar al igual que el resto de asistentes a dicho evento.
Mi compañera Emi, que la padece, me ha servido de guía, tanto a la hora de compra de las materias primas del cual se componen los bizcochos y también, no puedo olvidarme de Tere, que también me decía lo que, o cómo, su hijo hacía.
También a "San Internet", que había consejos por aquí, por allá, por toooo´s los lao´s y ya como que estaba, un poquito "arrebenío y embotao" y la cabecita, me estallaba.
Total, adquirí los elmentos bases y mano a la obra. También estrené recipientes para ello, por eso de la trazabilidad, que fue una de las palabrejas que se me quedó grabada en la memoria.
Como no podía ser menos, también llevarían a las niñas en la parte de arriba de la tarta, puesto que, eran exactamente igual que todos nosotros. Esta vez, cambié el formato de cómo colocar al par de "sinvergúencillas" y decidí, que estarían mejor acostadas en sus saquitos de dormir.
Hay un reportaje que expone a la visión pública, todos y cada uno de las materias primas utilizadas, para que se vean que son sin gluten y algunos, hasta sin lactosa y sin azúcar añadido, por si las moscas.
A la hora de probarla, me dijeron que estaba buena, pues eso es lo que realmente me reconfortó y me halagó.
Espero os guste, la visualización, porque, lo que es saborearla, va a ser que no.
Un saludo. Y vamos a por más.
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